6 de febrero de 2007

El que nace pa' tamal, del cielo le caen las hojas.


"Acerquense chavos, les voy a contar de una tamalada en Navidad ... " decía una de las ardillitas de Lalo Guerrero. Si nunca han escuchado a Las Ardillitas, consideren que no tuvieron una niñez en México ; consideren que sus Navidades siempre fueron aburridas y que la Navidad significaba Botita Tutsi. Bueno, la tamalada de la que les voy a contar, no fue en Navidad, fue hace una semana. Resulta que se me ocurrió hacer tamales para el Día de la Candelaría, no sólo eso, no señor, se me ocurrión invitar a Sascha ( novia de mi gran amigo Alex a.k.a Palas y oriunda de Nueva York) y a Aisha ( amiga de Sascha, proveniente de Niger, ciudadana francesa) a aprender la bonita tradición de preparar tamales.
Me levanté tempranito para ir a casa de mi tío Alfonso, hermano mayor de mi papá que junto con su esposa, mi tía Miriam, me llevaron al Molino más " acá" de su barrio ( Iztapalapa, no cualquier cosa eh) a comprar la siguiente lista :

3 1/3 kg de Harina de Maíz para tamala
1 kg de Manteca de Puerco
250 gr. de Mole " Extra Especial"
100 hojas para tamal
1 sobre de pintura vegetal amarilla
50 gr de anís
1 bolsita de tequesquite

Sin olvidar la carne de puerco, el pollo, frutas para los tamales dulces y el atole.

Pasé poco más de 3 horas en casa de mi tía apuntando la receta, cada estúpido detalle lo tenía en mi librito. Estaba completamente segura de que todo saldría bien y mis amigos la pasarían bien, alabando lo que yo hice. Preparamos el desmadre y yo creía que todo iba bien, hasta que se me ocurrió echarle 1 1/2 litros de caldo de puerco a la harína y que creen? parecía chorrillo ( si, finisima persona). No conforme con que parecía chorrillo, le puse medio bote de sal y lo hice chorrillo salado. Yo aseguraba que todo saldría bien aunque pensaba que la había cagado, pero no dije nada, ja. Llegaron todos y la cosa iba suave. todos pensaban que comerian tamales de mole con pollo, salsa verde con puerco, piña y guayaba. Sin embargo, despúes de 3 horas en la estufa, mis tamales no cocian ( sólo algunos) y los tamales de dulce parecían gerber. Sólo se podían comer algunos de los tamales salados ( y vaya si estaban salados!), así que sólo nos quedamos como el chinito : Nomas milando. Y tomando atole de guayaba que hizo mi mamá.

Fue realmente lamentable. Si no hubiera sido por el caldo y la sala, probablemente hubieran sido muy buenos tamales. Como los que hacía mi abuelita. Y hablando de abuelitos, exactamente ese día, 2 de Febrero, se cumplió un año de la muerte de mi abuelito Camilo. Vale madres abuelito, ojalá te hubiera hecho unos tamales buenos. Vale madres amigos, tal vez para la próxima. Ja.

P.D . Ven esos tamales? Así no se veían los míos!

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