Cuando tenía 6 años iba a la iglesía San Pablo todos los Domingos por la mañana. Mi abuela Chelo me compraba lo que yo denominé como " vestidos piñatescos", guantes y sombrero para ir a la casa de Dios. Mientras mis padres y mis abuelos escuchaban el sermón del pastor Vidal Valencia, mi hermano y yo cantabamos " Nuestro Padre Abraham" en la clase de la Señora Camargo.
Aún puedo recordar cuando pregunté de donde venía Dios y no supo como contestar.
Siempre quisé ser como mi hermano ( cuando era chica) y deseaba todo lo que el tenía y cuando las hermanas de la Sociedad Femenil " Tabitha" le regalaron a los niños unas pequeñas biblias azules por haber aceptado a Cristo en su corazón, supe que tenía que aceptar a Cristo : yo también quería mi pequeña biblía azul.
El otro día estaba viendo en HBO un documental dirigido por Rachel Grady y Heidi Ewing llamado Jesus Camp. Me impactó verlo. Yo crecí en la iglesia cristiana, soy sobrina de un pastor y tengo muchos primos ñoños que se la pasan en la iglesia. Sin embargo, nunca ví ese tipo de cosas en la iglesia, nunca ví tal " entrenamiento" y nunca me dijeron que yo era parte del " ejército" de Cristo. Y aunque si, si me decian que tenía que " compartir la palabra" ( la palabra llamese la Biblía), nunca fue realmente obligatorio.
Un item más para la lista de Things that make you go chale
28 de octubre de 2008
Jesus Camp
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1 comentario:
Esos cristianos, y me refiero a la ramificación católica, más que congregación, es definitivamente una secta. Eso de que los cristianos son católicos arrepentidos, vaya que lo creo jaja. En fin, cada quien sus sustos.
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