8 de septiembre de 2008

Oh no, mi Cubaline ...

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... dice el estribillo de la canción # 17 llamada " Talimba" del disco " Cumbia y Guaracha" que compré en un puesto crackero del tianguis de la Doctores. .Nunca pensé toparme una canción que dijera Cubaline. Ni siquiera en mis más extremos sueños. Y ahi está. Cubaline de noche, Crudaline de día ( y si no, preguntenme como estaba el Sábado).

Ayer Domingo hice lo que casi nunca hago : me levanté temprano. Y by temprano, I mean, 8:30 a.m. eso es temprano en un Domingo cualquiera.
Cuando era pequeña, mi papá siempre nos levantaba a las 9 a.m para desayunar, despúes arreglarnos e irnos a la iglesia al culto de las 11:45. Siempre había peleas en casa por dicha razón, mi madre al igual que mi hermano y yo, gozamos enormemente del inalienable derecho a dormir hasta muy tarde en Domingo.

Tenía 16 años cuando dejé de ir a la iglesia. Era la edad en la empezaba a salir de reven con mis amigos y se me hacia tonto irme a dormir a la iglesia. Entre mi desesperación por no estar de acuerdo con muchas cuestiones de la institución religiosa, dejé de ir. Y creo nunca regresaré ( Apesar de los múltiples intentos de mi Tio Joel, el pastor, por acercame a " la palabra" y mi Tio Alfonso por hacer comentarios ligeramente negativos de mi estilo y las infinitas invitaciones de mi padre por ir al culto de la tarde).

Ayer no fuí a la iglesia pero si fuí a desayunar con mi papá. Casi nunca salgo con mi papá pero la verdad es que mi papá rulea por muchas cosas. Y me la pasé bien. Me compró una caja de té de jazmín y despúes fuimos ( como hace mucho no lo haciamos) al tianguis de la colonia Doctores de los Domingos, en donde antes nos empacabamos unos deliciosos tacos de barbacoa y jugos de naranja.
Mi papá y sus hermanos crecieron en la colonia Doctores y se refieren a su vida como una copia calca de Los Olvidalos de Luis Buñuel. Pobreza, ignorancia pero mucha perseverancia para salir adelante y creo que a mi abuela y a mi bisabuela los planes no les salieron nada mal, al menos con mi padre. En Dr. Andrade ya no pasa el Osito bailarín pero venden muestras de jabones Dove, litros de suavizante de ropa y botellas de alcohol, asumo, adulterado.
Pequeñas y malformadas esculturas de la Santa Muerte y bolsas de pañales. El ruco que vende música electronica y le gusta convivir con la chaviza. El Yuca, señor que vende gises para las hormigas. Otro ruco que va caminando por el tianguis gritando " Lleve jerguita, lleve jergota". Y a lo lejos, " Las Licuadoras", pulquería a la que mi abuelito Camilo iba a tomar curado de avena.

Si bien nunca pasé mucho tiempo en la casa de la colonia Doctores, sé que es parte fundamental de la historia de mi familia y del misterioso que gira entorno a los personajes que vivian ahí. Y muchos de los temores familiares como las ratas, el miedo que los niños de la familia no coman y las uñas rascando las cabezas al bañarse.
No sólo los temores pero también el esfuerzo de mi abuela por mandar a los niños a la escuela, de mi padre vendiendo libros, mi madre vendiendo empanadas de mi piña, mi hermano y yo vendiendo cachorritos, cuando mi padre se quedo sin trabajo hace muchos años.

Pasar el Domingo con mi padre, me recordó parte de mi infancia y sobretodo, acordarme de mi abuelo Camilo y mi abuela Rutila, que aunque ya murieron, su influencia y su esfuerzo por sacar a sus hijos adelante, todavía me toca a mi y le tocará a mis a hijos. Trascendencia, dirían.

1 comentario:

Garash dijo...

Muy chida reflexión, la vida es así en el barrio (sin bromear).
Un abrazo con cariño.